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Ítem #: SCP-114

Clase de Objeto: Euclid

Procedimientos Especiales de Contención: SCP-114 está mantenido en una celda de contención humanoide estándar de concreto de 10m3 en el Sitio-17. La celda está posicionada en el fondo de un eje de 40m para prevenir que los miembros del personal entren en las proximidades de SCP-114. La celda es accesible a través de una escalera restringida al uso solo en caso de emergencia. Las raciones de comida diaria deben serles proveídas a SCP-114 tres veces al día por medio de un montacargas. SCP-114 también puede presentar solicitudes por escrito a los asistente por el mismo medio. Hasta la fecha, SCP-114 ha recibido un Qur'an (Árabe), una alfombra de oración, y un diario en blanco y lápices.

La investigación que involucre a SCP-114 está suspendida hasta nuevo aviso. La neutralización de SCP-114 es aceptable en el evento de una crisis de múltiples brechas de contención.

Descripción: SCP-114 es una mujer Pastún de origen Afgano, de aproximadamente 40 años de edad y 160cm de alto. SCP-114 tiene el efecto involuntario de fomentar y escalar los conflictos violentos entre todos los individuos a su alrededor. Los sujetos que estén dentro de un radio de diez a quince metros de SCP-144 se vuelven inconsolablemente agresivos por trivialidades o razones de pequeñas consecuencias, a menudo hasta el grado de proyectar motivos hostiles en otros. Las discusiones generalmente surgen entre los individuos tras uno a tres minutos de exposición a SCP-114. Las discusiones resultantes han terminado en violencia en todos los casos.

Destacablemente, las personas afectadas por la presencia de SCP-114 nunca exhibirán hostilidades contra SCP-114 o intentarán infligirle daño. Los sujetos ordenados de lesionar deliberadamente a SCP-114 son incapaces de hacerlo. Para más información relevante, consulte el Registro Experimental 114-A.

La comunicación con SCP-114 solo ha sido posible mediante notas escritas o medios electrónicos. Los investigadores han descubierto que SCP-114 no es consciente de su efecto en otras personas. Ella muestra poca o ninguna respuesta a las exposiciones de violencia y parece tener la impresión de que los seres humanos son naturalmente agresivos entre si.

SCP-114 permanece indiferente y nada cooperativa con los investigadores y parece ser muy cautelosa a la hora de interactúar con humanos. Debido a la dificultad de la comunicación con SCP-114, sus evaluaciones psicológicas solo han podido, en el mejor de los casos, especular. Las evaluaciones rudimentarias sugieren fuertemente que SCP-114 sufre de un trauma psicológico – una reacción de estrés al combate y/o fatiga de compasión se han propuesto tentativamente.

Documento 113-a-898-12:
Informe de un testigo de ████████ ██████████, un ex-soldado del Ejército Rojo en los años 40, entrevistado el 23 de Marzo de 1991. Traducido y transcrito por █████████ ██████.

“...Llegamos a ████ el primero de febrero de 1980. Era un pueblito de mierda, pero los Mujahideen nos dieron buena pelea. Ocho de nuestros hombres muertos y quince heridos. Un tanque destruido. Estaba más frío que la mierda también. Uno cree que el Medio Oriente es cálido, pero vas a las montañas en febrero y te das cuenta de que no es tan así. Como sea, estábamos limpiando la zona, entrando de choza en choza buscando escondites de armas y cosas por el estilo. Parecía que cada puerta tenía una vieja babushka llorando y agarrando su cabello bajo nuestras pisadas. Pero al final de la calle había una gran choza, pero sin ninguna babushka fuera. En la puerta solo habían bandejas con comida haciendo de ofrendas. (████████ guardó silencio por varios segundos). Así que seis de nosotros entramos a revisarla. Era grande y vacía por dentro, así como también polvorienta. Prácticamente no tenía nada. No parecía que hubiera sido construida hace mucho. Pero, poco más tarde, escuchamos un ligero gimoteo, lo seguimos, ¡Y mira! – justo en la esquina había una niña de como unos ocho o nueve años, acurrucada y sola. Piotyr... él era un mariquita... se le acercó, se agachó, estiró sus brazos y le dijo – 'Vamos, pequeñita, no hay nada de que temer; no te haremos daño'. Pero la niñita no se movió. Después Piotyr se levantó, rígido, y se volteó a mirarnos con una cara rara. Konstantin se le acercó y le puso la mano en el hombre, diciéndole que deje a la niña sola, mientras se reía alegremente. A Piotyr se le puso toda la cara roja, como si hubiera bebido una botella llena, y gritó: '¡Quita tu puta mano de mi hombro!' o algo por el estilo. Parecía un animal salvaje. Todos quedamos sorprendidos. Y de repente lo tiró al suelo, golpeando la cara de Konstantin con la culata de su rifle y gritando. Fueron necesarios tres de nosotros para separarlos, pero cuando lo logramos, Konstantin ya estaba muerto...”

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